Contragolpe

PVP: 16 €

Pese a que Muhammad Ali decía que «en el ring hay un árbitro que para el combate si el luchador corre el riesgo de hacerse demasiado daño» y que, por tanto «el boxeo no tiene nada que ver con la guerra y sus ametralladoras, sus bazucas, sus granadas y sus bombarderos», José Ferreras los hibrida en este segundo poemario, en tanto que busca incentivar la pelea callejera, la lucha social contra toda opresión, mordiendo el aire para llevar a los proles a morder a su patrón y arrancar quizá con el bocado una oreja, dejar caer algún diente, modificar la trayectoria de su nariz.

Siguiendo la línea de la poesía de cóctel molotov de La fábrica de arañas, él sabe que, como decía Tyson, «todo el mundo tiene un plan hasta que le llega la primera hostia», y está dispuesto a desbaratar los vuestros con el derechazo que supone este libro, que llegará directo a vuestro estómago. Han llegado los tiempos de la poesía incómoda, arrabalera y salvaje que anhela ponerse los guantes. Id a por la billetera, y a por la toalla.

Sara Prida Vega

Venta en librerías
Detalles
Autor
Diseño
PVP
Género
Colección
Número de páginas
Tamaño
ISBN		José Ferreras
María Vera Avellaneda
16 €
Poesía
horizontes: poesía
112
14,8 x 21 cms
978-84-127697-7-7
Autor

Escribo desde que recuerdo. No creo que pueda dejar de hacerlo. Escribo para que no me ardan las tripas. Para que el fuego de la ira se torne contra los que la provocan Escribo para la vida. Querría que las palabras se salieran de la página para actuar en el mundo; que cuando se diga fuego de veras ardiera el sistema, que cuando digamos muerte al fascismo los fascistas fallecieran en una agonía terrible, que cuando digamos abajo las cárceles los muros cayeran abajo y los presos hicieran de las calles un poema en directo… Contra los mercaderes de la miseria y la muerte, contra quienes la fomentan y se alimentan de ella, escribo para la vida… no creo que pueda dejar de hacerlo.

José Ferreras

La tortuga

Aunque Zenón tenía otras teorías, lo cierto es que la tortuga acabó sobrepasando al confiado Aquiles por un empuje explosivo, cual un primitivo misil tierra-tierra impulsado por combustión interna. Y es que las tribulaciones modernas hicieron que su alma hirviera bajo su caparazón: la dictadura del trabajo asalariado le incendiaba las articulaciones, el fetichismo de la mercancía enfebrecía sus pulmones, la espectacularidad del sistema sociopolítico le hacía exhalar llamas… Así mientras un exultante Aquiles observaba ya la cercanía de la meta, a lo lejos la tortuga, alzándose como una bandera pirata, entró en ignición…

José Ferreras

Prensa