Tiempos oscuros

Escribo llevada por el deseo de explicar algo sobre mí misma y sobre el mundo. Siento en mi interior ideas y sentimientos que fluyen mejor en ríos de palabras. Para mí, la escritura es vida, es la unión con las energías del universo, algo que hasta hoy no sé explicar del todo. Alguna vez he oído decir que escribo como si me estuvieran amenazando con un cuchillo al cuello. Es verdad que en mi poesía hay urgencia, nervio abierto, espontaneidad. De momento, escribo porque no puedo no escribir.

El primer recuerdo que me viene a la mente es de mi marido, mi hijo con un año y medio y yo en Seychelles. Llevamos crías de tortuga al agua. Fuimos a un jardín botánico, y en la presa vivían tortugas de gran tamaño. Mi hijo se echó a llorar al ver aquellos animales tan grandes. Pero a mí aquellas tortugas me parecieron muy hermosas, me imponía su vetusta parsimonia, su blanda lentitud bajo el calor del sol. También asocio las tortugas con la calma, la longevidad, la sabiduría.